Expedición al Plomo Febrero 2006
Cumbre en el Plomo............ Simplemente espectacular!!!! Cerro El Plomo... mas cerca del Cielo con sus 5.445 m.s.n.m, domina majestuoso, con su manto de hielo eterno el cordón montañoso mas alto cerca de Santiago, todo excursionista de media montaña sueña con llegar a esa cumbre tan deseada y arisca para algunos, muchos ya la han dominado, muchos también se han frustrado, nuestro anhelo, nuestro sueño desde que nos juntamos haciéndonos amigos para hacer andinismo, era también tocar la corona de ese gigante albo, para cumplir ese sueño, nos preparamos durante mucho tiempo, en el transcurso de varios meses, subiendo y bajando, estudiando y entrenando arduamente. Asi ...
El Jueves 2 de febrero de 2006, comenzamos a realizar este sueño; ese día nos encontramos en el portezuelo Franciscano nuevamente como una secuela de la ascensión de la semana anterior al Pintor y Leonera, dispuestos a conquistar esta cumbre tan nombrada y caprichosa para algunos.
Malba Barahona, Jhon Monroy, Alejandro Olivares (guía) y este relator José Figueroa., (lamentamos la ausencia del amigo Juan Carlos y de todos aquellos que de alguna forma contribuyeron directa o indirectamente en la preparación de esta aventura).
Llegamos a la Parva a las 21:00, bajo un cielo limpio, y un aire fresco, con una temperatura que iría disminuyendo a medida que caía la noche. Revisamos equipo, repartimos la carga, tomamos un te con un pan dulce, mochilas al hombro y emprendimos la marcha. Nuestro primer objetivo seria Piedra numerada, la idea inicial según Alejandro era caminar toda la noche, cruzar el río y llegar al refugio Federación, la caminata comenzó moderada, poco a poco el cielo se oscurecía, nos acompañaba una luna en Cuarto creciente, que por algunas horas seria nuestro faro iluminador en la penumbra del camino, éramos 4 luces moviéndose en la inmensidad de la montaña.
Al principio uno que otro comentario rompía el silencio, pero a la hora de caminar, el silencio era roto solo por los insectos nocturnos y un suave rumor del viento, la temperatura descendía suavemente, el caminar nos daba calor, no sentíamos realmente lo gélido del aire, dos horas después, ya habíamos pasado dos filos, subir y bajar, al mirar el cielo, se veía nítido el río de estrellas que cruzaba el firmamento de norte a sur, a lo lejos el murmullo de un estero nos arrullaba, mas allá el bramar de un río era la premisa de que deberíamos cruzarlo de noche, personalmente mi temor era esa acción, de noche el río es mas desconocido, Alejandro nuestro guía se veía seguro y nos daba confianza, pero poco apoco la posibilidad de llegar al torrente se desvanecía, el cansancio de la caminata nos abrumaba, hacia frío, subíamos y bajábamos lomas en plena oscuridad, nuestras linternas frontales, no eran suficientes para ver la magnitud del valle que ya habíamos comenzado a pisar, agua, algo de comer, estoy seguro que tres de los cuatro nos hacíamos muchas preguntas en ese momento, como; ¿Podremos cruzar el río sin problemas? ¿Cuánto faltara para el refugio federación? ¿Cómo será de día el lugar que recorríamos? Preguntas simples, pero validas en esa oscuridad, Alejandro nos indico que quedaba poco para Piedra numerada,(3.370 m.s.n.m.) por nuestras mentes paso la idea del descanso comer y beber algo caliente, no obstante al llegar al sitio señalado, después de tratarlo, el grupo decidió que deberíamos acampar en ese lugar y continuar en la mañana, Alejandro se veía molesto, su idea era llegar esa noche al Refugio Federación, así este relator también se había hecho la idea de una larga caminata nocturna, pero Malba y Jhon, habían decidido parar y acampar, de pronto me vi siendo el que debía dar el favor a continuar o descansar, para ser sincero estaba cansado, y el sueño me traía algo agotado, así que vote por la decisión de mis dos compañeros. Rápidamente se armaron las carpas, se puso agua a calentar para el té comer algo y luego antes que alguien dijera “buenas noches los pastores” y siendo las 01:00 de la madrugada, ya estábamos durmiendo, o por lo menos recostados.
La noche fue un suspiro, al amanecer aproximadamente a las 09:00 horas del día viernes, ya estábamos con la mochila al hombro revisando que nada se nos quedara en ese fugas campamento, nos tomamos unos minutos para admirar el paisaje que nos rodeaba, hacia el lado norte unas vegas, a sur una gran piedra que parecía tener algo escrito en su parte mas lisa, me dijeron que eran unos números de allí el nombre del lugar “Piedra Numerada” el misterio era ¿qué significaban esos números?, Por un costado había una carpa armada de tipo canadiense, muy antigua, suponemos que era de los arrieros, el lugar era un amplio valle, como un manchón verde en medio del suelo rocoso, por el Este, se veía cristalino un no muy ancho río que se disgregaba en varios esteros que serpenteaban entre las piedras grises y marrones, para juntarse nuevamente en un solo cauce.
A la voz de “apretujen rajen” emprendimos la marcha, quedaba mucho por recorrer, al mirar hacia el norte, podíamos ver el camino a seguir, el próximo objetivo era cruzar el río, debíamos buscar un lugar angosto y seguro para pasar al otro lado, a pesar de tener un sol radiante, aun sentíamos el aire frío, recorrimos durante una hora la rivera, Alejandro vio dos posibles puntos de cruce, se opto por el primero a la vista, debíamos saltar de una piedra a otra que estaban a desnivel, por supuesto el punto mas bajo estaba al otro lado del cause, primero salto Alejandro, luego Jhon, a quien le tire mi mochila cuando estuvo en la otra orilla y luego salte yo, el tramo de salto no era muy angosto, Malba, se sintió insegura, infructuosamente busco otro punto de cruce, durante media hora, se veía muy temerosa, mas tarde confeso que para ella fue un momento muy estresante, no viendo otra solución volvió a nuestro lugar de cruce, pero era inútil, el miedo impedía ese salto, minutos mas tarde Alejandro vio que la situación se estaba alargando mucho, el mismo remonto la orilla y busco otro lugar de cruce, hasta que en un punto mas nivelado Malba Salto, ¡Bien Malba!, ya podríamos continuar, durante ese lapso, nos cruzamos con tres montañeros que volvían, habían intentado la cumbre pero en el Refugio Agostini, uno o dos se apunaron, y decidieron abortar la ascensión, los vi alejarse, en ese momento sentí temor, ellos se veían bien equipados, preparados físicamente, pero fracasaron en su intento, ¿Y nosotros, lo lograríamos? Para este relator la puna fue una experiencia muy traumática la semana anterior en el Leonera, el miedo era un lastre, mis compañeros pienso que también tenían ese intrínseco temor, pero había que seguir subiendo, y debíamos intentarlo, la mañana era lenta como nuestros pasos, a dos y media hora de nuestro objetivo (el refugio federación) nos cruzamos con otro montañero, que nos advirtió que no acampáramos en el Sector denominado la Hoya, nos dijo que el viento era muy fuerte y hasta había doblado algunas varillas de su carpa, en ese momento se podía sentir un silbido grave del viento, el frío era moderado, el calor generado por nuestros cuerpos nos aislaba levemente de esa situación, seguimos camino a través de una planicie de piedra, tras nosotros venia un arriero arrastrando otro caballo cargado con dos mochilas de dos montañeros que venían muy atrás, al mismo tiempo unas gruesas nubes comenzaron a inundar el valle que habíamos ya andado, Alejandro le pregunto amablemente como veía el tiempo al arriero, este con mucha indiferencia solo dijo “ mire pa’ tras’ “ contesto, “tienen que apurarse a llegar arriba” agrego, su actitud fue desagradable Alejandro se molesto, pero paso, seguimos la marcha, el agotamiento era muy notorio en casi todo el grupo, personalmente me sentía muy estresado e incomodo, trataba de no perder el ritmo, y al mismo tiempo me cuidaba de que las rodillas no sufrieran debido al peso de la mochila que ya llevaba un largo trecho montada en mi espalda, así como mis compañeros. En un descanso, en un sendero en subida, el arriero ya venia de vuelta, esta ves se detuvo a conversar con nosotros, nos alentó a seguir, ya faltaba poco, una hora a lo mas, también nos indico que no había nadie en el sector del refugio, nos levantamos y seguimos la marcha, cruzamos un manchón de nieve, y luego ante una planicie sembrada de piedras como un lecho de río seco, “Detrás de esas rocas esta el refugio” dijo Alejandro, algo en mi interior me motivo a acelerar el paso, Malba, quedo tras de mi, así como Jhon, que venia extrañamente callado, Alejandro me dejo pasar, estaba muy cansado, y cometí una torpeza al apurar el paso, al llegar cerca del refugio, me deje caer, y mis piernas se agarrotaron, entre Jhon y Alejandro me ayudaron a calmar el dolor, una sensación nunca vivida, por suerte después de una hora y mas el dolor se fue lentamente. En el interior del refugio estaban las dos mochilas que el arriero había cargado antes, por lo tanto no podríamos usarlo, armamos las carpas al lado sur de este, para parar algo el viento norte, por suerte una media hora después llegaron los dueños de las mochilas y decidieron hacer campamento a unos 100 metros de nosotros, así que no ocuparían el refugio que posteriormente nosotros usamos para cocinar y como lugar de reunión y descanso grupal. Nuestros nuevos amigos, también subirían el Plomo al día siguiente, hasta acordaron subir con nosotros, terminada la charla, armaron sus carpas y nosotros procedimos a preparar el almuerzo que tanto nos hacia falta, Alejandro me advirtió varias veces que me cuidara de los calambres, podría ser un motivo para no subir a la cumbre, pero mas que los calambres mi temor era la puna, para ello habíamos llevado con Malba, mate de coca, que esa noche prepararíamos, antes de la ascensión, después de comer nos fuimos a descansar a las carpas, hasta pasada las 6 de la tarde, durante ese lapso de tiempo, el cielo se veía amenazador, pero nuestro guía nos dijo que pasadas las 7 se despejaría, y así fue, pero deberíamos afrontar el frío que iría en aumento a medida que corrían las horas, antes de las 7 de la tarde, nos levantamos para la once, comer liviano y mucho liquido, incluido el mate. Después nuevamente a descansar hasta la 01:00 de la madrugada, en donde comenzaría la etapa mas importante de la expedición...
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